Dispensacionalismo V: Dispensación de la Promesa

Una vez más estamos estudiando el "Dispensacionalismo", el cual es una forma de estudiar la historia a través de tramos cortos llamados "dispensaciones", el tema que nos compete hoy es la cuarta dispensación:

La cuarta dispensación, llamada la ‘Dispensación de la Promesa,’ comenzó con el llamado de Abram, cuyo nombre sería cambiado por Abraham, continuando a través de las vidas de los patriarcas, y terminando con el éxodo del pueblo judío de Egipto, un período de aproximadamente 430 años. Durante esta dispensación, Dios desarrolló a una gran nación que Él había elegido como Su pueblo (Génesis 12:1 – Éxodo 19:25).

La promesa básica durante la ‘Dispensación de la Promesa,’ fue el Pacto Abrahámico. Estos son los puntos clave de ese pacto incondicional:

•   De Abraham, saldría una gran nación que Dios bendeciría con prosperidad física y espiritual.
•   Dios haría grande el nombre de Abraham.
•   Dios bendeciría a aquellos que bendijeran a los descendientes de Abraham, y maldeciría a aquellos que los maldijeran.
•   En Abraham, todas las familias de la tierra serían bendecidas. Esto fue cumplido en Jesucristo y Su obra de salvación.
•   La señal del pacto es la circuncisión.
•   Este pacto, que fue repetido a Isaac y Jacob, está reservado para el pueblo hebreo y las 12 tribus de Israel.

Ésta dispensación terminaría con Moisés y el pueblo prometido a Abraham recibiendo la ley de Dios para cumplirla.

A diferencia de las dispensaciones anteriores, Dios comienza a tener un trato más personal con la humanidad, interactuó directamente en la vida personal de los patriarcas, mostrando así su amor eterno por la humanidad y empezando a construir vínculos necesarios para la restauración de su naturaleza. 

Los patriarcas no fueron los humanos más perfectos, de hecho, erraron varias veces, un ejemplo claro es el nacimiento de Ismael, aún así, Dios mostró fidelidad a su promesa y misericordia con la humanidad en diferentes ocasiones, ellos supieron seguir el propósito de Dios para sus vidas, siendo obedientes y dándonos grandes lecciones para nuestras vidas, de las cuales, yo podría una sobre todas...

¡Dios es fiel a sus promesas!